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luis y sus viajes

Hola que pasa soy un Viajero

Bienvenidos a VIAJANDO VOY. Estoy muy feliz de que estés aquí. ¡Tengo mucho que compartir contigo!. Me apasiona viajar. Creo y diseño mis propios viajes y así disfruto triplemente de los mismos. Primero, recabando información sobre los sitios que quiero visitar. Segundo, conociendo personalmente esos lugares. Y tercero compartiendo mis experiencias con todos los que veáis este humilde Blog. 

Y si al final lo que os relato sirve para que vosotros podáis también visitar esos lugares, mi satisfacción será completa.

y es que nada desarrolla más la inteligencia que viajar.

  • Luis Ro

Día 18º: 21 de Agosto: SPLIT - HUM - TRIESTE.

RUTA DEL DIA:

Split -Crikvenica: 330 km --> Crikvenica - Hum: 77 km –> Hum - Trieste (ITA): 62 km

TOTAL DE KMS: 469 Km


Cuando planeamos este viaje la idea era tomar dejar el coche alquilado en Split y allí tomar un Ferry hacia Ancona, en Italia, hacer noche allí y al día siguiente tomar un tren hasta Venecia. Sin embargo, el “affaire” del rent-a-car, nos obligó a cambiar de planes y volver a Trieste para devolver el vehículo en la misma oficina donde lo recogimos. El resultado es que tuvimos que hacer todo el recorrido de vuelta por carretera, en total 469 km. desde Split hasta Trieste.


Así iniciamos el largo viaje que nos llevó por la autovía E71 hasta el cruce con la ciudad costera de Sinj, y desde allí por la bahia de Kvarner hasta el norte de Istria. La bahía de Kvarner se extiende por la costa desde las abruptas costas de Dalmacia, pasando por la villa de Jablanac hasta llegar a los exclusivos balnearios de Opatija y forma el golfo más grande del Adriático. Sus islas Krk, Cres, Lošinj y Rab son refugios vacacionales con calas, playas de arena, pequeños pueblos y bahías. La isla de Krk está muy cerca de la costa croata hasta tal punto que en algunos lugares el mar, bien parece un río.


La carretera pasa por multitud de localidades turísticas, junto a pequeñas calas de rocas y gravilla. La hora del almuerzo nos llegó cuando pasábamos por Crikvenica, cuando llevábamos ya 330 km de viaje. Así que paramos allí y buscamos un restaurante para comer. En un paseo peatonal muy tranquilo a esas horas del mediodía, se supone que todo el mundo estaría en las playas, entramos en un restaurante, donde degustamos unos calamares fritos y una ensalada. Algo sencillo y ligero porque había que continuar el viaje.


Unos kilómetros más adelante se llega a un impresionante viaducto que une la bahia de Kvarner con la isla de Krk. Y mas adelante es preciso atravesar el Tunel Ucka, de 5.062 m. de longitud, el tercero mas largo de Croacia y que nos lleva a la región de Istria. Nuestro inminente destino un lugar singular la ciudad más pequeña del mundo, según el libro Guinness de los Records, Hum.


En la parte central de Istria, 14 km al sureste de Buzet, se encuentra la ciudad más pequeña del mundo que cuenta con solamente 23 habitantes y se llama Hum. La pequeña ciudad se menciona por primera vez ya en el año 1102, pero bajo el nombre de Cholm y por eso en Italia hasta hoy este lugar se llama Colmo. Si bien apareció en la Edad Media, Hum conservó todos los rasgos de la arquitectura urbana de ese entonces características para pueblos acrópolis y si bien era muy pequeña fue el centro de la escritura glagolítica en la Edad Media.


De un lado está cerrada con las torres de defensa de la ciudad y el sistema de muros, mientras que del otro lado la rodean las paredes exteriores de las casas. El campanario de la ciudad data del año 1552 mientras que la iglesia parroquial de San Jerónimo guarda una rica colección de cálices de fines del gótico, ciborios y objetos litúrgicos. Los frescos del siglo XII que surgieron bajo una fuerte influencia bizantina son un particular tesoro de la iglesia parroquial, lo que no sorprende si se sabe que en Hum se encontraba la residencia de uno de los más ricos funcionarios del patriarca.


En Hum todo es pequeño, las dimensiones, a la medida de la ciudad más pequeña del mundo. Pero no falta de nada. Esta zona es también famosa por las trufas. Esta cotizadísima seta se da muy bien en esta región. En Hum hay una tienda especializada en la venta de trufas, donde se puede adquirir tanto la trufa fresca, como productos elaborados con ella. También dan recetas con este delicioso ingrediente.


También hay un minúsculo museo etnográfico que a su vez sirve de tienda de artesanía y oficina de turismo. El mini-museo consta de dos salas en las que se exponen aperos de labranza y otros objetos de uso cotidiano en la antigüedad, que pretenden dar una idea de cual ha sido el medio de vida de los habitantes de Hum.


Como no podía ser de otro modo, Hum, también tiene un bar y posada. Y desde su terraza se puede ver vistas preciosas de la agreste región en la ciudad se ubica, rodeada de frondosos bosques.


Lo extraordinario de Hum está también en el hecho de que allí y en la cercana localidad de Roc se encontraba el centro mismo de la escritura glagolítica de la Edad Media. En la iglesia aún hoy se encuentra el grafito glagolítico del siglo XII que se cuenta entre los más antiguos monumentos glagolíticos de Istria. En memoria de ese valioso patrimonio fue inaugurada en el año 1967 la Avenida de los Glagolíticos, complejo monumental compuesto de 11 monumentos colocados a lo largo de los 7 km del camino que une Hum y Roc.


Después de tomar un refresco en el bar de Hum, sin más dilación nos dirigimos a Trieste, que se encuentra a 62 km. de distancia de aquí. La idea era llegar antes de las 20:00 h. para poder entregar el coche en la oficina de Avis, antes de su cierre y así poder toma el tren más temprano hasta Venecia. Y lo conseguimos, llegamos a Trieste a las 19:45 h., entregamos el coche en la oficina y después fuimos a dejar las maletas en el hotel que habíamos reservado, y que estaba muy cerca de la estación. Ya nos habíamos despedido de Croacia, ya solo nos quedará el recuerdo de un país fascinante, plagado de historia, bellísimos parajes naturales, imponentes ciudades y monumentos, y encantadores pueblos. Un lugar que nunca olvidaremos y al que en futuro esperemos volver.

Después de una reparadora y refrescante ducha en el Hotel, nos dirigimos a la estación para sacar los billetes de tren del día siguiente a Venecia. Cenamos en un Kebap frente a la estación y dimos un último paseo por Trieste hasta la Plaza de la Unidad de Italia, para ver su estupenda iluminación nocturna.



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